Entre los diferentes recursos
de aprendizaje que permiten la organización del conocimiento están los mapas conceptuales,
que se refieren a una representación esquemática y jerarquizada que consiste en
varios conceptos que se vinculan para formar una sola estructura con significado
(unidad semántica).
El mapa conceptual es como contar
un cuento muy sencillo, cuya historia se va ramificando y entrelazando en nudos,
como las ramas de un árbol. Esto permite que el niño aprenda más fácilmente la lección,
relacionando ideas y definiciones de manera gráfica y puntual.
El mapa conceptual también sirve
para que los niños aprendan conceptos más elaborados a partir de otros más sencillos
y señala las ideas clave en las que deben concentrarse al aprender un tema.
Para construir un mapa conceptual,
el niño debe ir desde los conceptos más generales hacia los más específicos. Cada
concepto va encerrado en un círculo y se une al siguiente con líneas y flechas.
En cada una de estas líneas se puede indicar con una palabra el tipo de relación
que significa está línea para los dos conceptos que une, ya sea de subordinación
o de semejanza.
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